lunes, 23 octubre, 2017
Con demasiada frecuencia, los jinetes no prestan suficiente atención a su condición física. Sin embargo, la preparación física del jinete es tan importante como la del caballo. La equitación es un deporte como cualquier otro y presupone que tanto el caballo como el jinete estén en buena forma. Después de haber hablado de la condición física del caballo en nuestros artículos anteriores, hablemos un poco de la nuestra...
Contrariamente a algunas ideas preconcebidas, el rendimiento no se debe únicamente a la preparación física del caballo y al entrenamiento de la pareja, y a continuación veremos por qué.
Durante 20 minutos de entrenamiento de salto, un ciclista gasta unas 200 kcal. En comparación, 1 hora de carrera para un hombre de 70 kg supone un gasto energético de 600 a 700 kcal. Estos datos demuestran que nuestro cuerpo está bien sometido a un esfuerzo en la equitación. Por lo tanto, es importante prepararnos físicamente para este esfuerzo.
La más mínima tensión tendrá un impacto directo en su caballo y afectará a su funcionamiento muscular y a su libertad de movimientos. Un jinete flexible, disponible y con una buena posición logrará el rendimiento mucho más fácilmente.
La preparación física previene los accidentes musculares y articulares. Al montar a caballo, el sistema musculoesquelético del jinete está muy solicitado. La columna vertebral y la pelvis absorben la mayor parte del movimiento del caballo. En posición sentada, los miembros inferiores permiten una estabilización lateral, en particular gracias a los aductores de la cadera, mientras que en equilibrio, la suspensión está asegurada dinámicamente por los músculos de las piernas.
El calentamiento del jinete tendrá como objetivo despertar la propiocepción y la tonicidad del conjunto de la columna vertebral y de la pelvis, aflojar los hombros y las caderas y relajar los 4 miembros. Así que recuerda siempre tomarte unos minutos para calentar. A continuación se indican algunos ejercicios para practicar a pie o a caballo.
Empiece por la parte superior del cuerpo: hombros, cuello y brazos. Estirar la parte superior del cuerpo liberará la vista y desarrollará la elasticidad de los brazos.
Mueva el cuello hacia delante y hacia atrás, de derecha a izquierda y luego gire en ambas direcciones. Continúe con rotaciones de los hombros en una dirección y luego en la otra, seguidas de rotaciones del tronco. Junta los omóplatos tirando de los hombros hacia atrás. Luego estira la columna vertebral. Para ello, haga rodar las vértebras hacia abajo una a una, haga una pausa de unos instantes y, por último, levante suavemente la cabeza.
A continuación, pase a la parte inferior del cuerpo, es decir, la zona lumbar, las caderas y las piernas. Estos estiramientos le permitirán acompañar mejor el movimiento de su caballo en los tres aires y durante los saltos.
Empieza con el ejercicio rodilla-pecho: con la espalda recta y los abdominales metidos, levanta la rodilla derecha y usa las manos para presionarla contra el pecho, mantén la posición unos segundos y luego haz lo mismo con la rodilla izquierda.
Continúa con los estiramientos de cuádriceps: agarra el tobillo derecho y lleva el talón hacia los glúteos. Mantenga el estiramiento durante unos segundos y luego cambie de tobillo.
A continuación, continúa con un calentamiento de la cintura escapular: coge un látigo con las dos manos, sujétalo por encima de la cabeza y haz que describa círculos alrededor de la parte superior del cuerpo.
Termina los estiramientos con rotaciones pélvicas, estocadas hacia delante y laterales y luego rotaciones de tobillo.
Una vez realizados estos ejercicios, puedes terminar con algunas caminatas rápidas, ejercicios de footing (taconeo, rodillazos, zancadas con rebote) para activar suavemente el sistema cardiovascular.
"Personalmente, llevo varios años haciendo estos ejercicios todas las mañanas. Todos mis antiguos dolores de espalda, cadera y hombros han desaparecido. Nunca me había sentido tan en forma, ni física ni mentalmente", afirma Michel Robert, saltador de obstáculos francés.
También puedes hacer algunos ejercicios a caballo mientras tu montura calienta.
Empieza por extender la mano hacia delante y tocar las orejas de tu caballo, luego los hombros uno tras otro, la grupa hacia la derecha y luego hacia la izquierda. A continuación, haz grandes círculos con los hombros para movilizar los omóplatos. Sigue con rotaciones del tronco para completar la activación de la columna vertebral. No olvides la parte inferior del cuerpo. Eleva alternativamente las rodillas y balancéalas hacia delante y hacia atrás para liberar las caderas. Termina con rotaciones de tobillo en ambas direcciones, flexiones y extensiones.
Si dispone de muy poco tiempo antes de la sesión, siempre puede realizar un aseo dinámico para aumentar el calor corporal, activar las articulaciones y los músculos y elevar el ritmo cardíaco.
También es una buena idea repetir estos ejercicios de estiramiento después, para aliviar la tensión y el estrés acumulados durante la sesión, facilitar la recuperación y prevenir las agujetas. También conviene complementar la práctica de la equitación con otros deportes para preparar los músculos lo mejor posible para los esfuerzos realizados sobre el sillín. La natación, el ciclismo, el footing y el yoga son buenos medios para desarrollar la flexibilidad y la transpirabilidad. Michel Robert, jinete de salto francés, hace mucho hincapié en la práctica del yoga para mejorar su equitación.
No olvide que un buen control de la respiración, una alimentación variada y adecuada y una hidratación perfecta también desempeñan un papel en el rendimiento deportivo, sobre todo en situaciones de estrés como las competiciones.
Hasta pronto para un nuevo artículo,
El equipo Seaver